Índice de contenidos:
10 de abril | 2023
El desarrollo, o estimulación cognitiva, es una forma de incentivar la capacidad de pensar en los niños, lo que les ayudará a trabajar funciones cognitivas como la orientación, la memoria o el lenguaje. Entre sus beneficios están los de desarrollar la inteligencia, la creatividad o la imaginación en los más pequeños a la vez que adquieren mucha mayor confianza y seguridad.
El desarrollo cognitivo es diferente de acuerdo a las diferentes edades. En este artículo podrás encontrar, de forma sencilla, cómo son las diferentes etapas (hasta los 15 años) para que puedas adaptarlas a las edades de tus hijos. Así mismo, te apuntamos 7 cosas que te pueden ayudar a incentivar ese desarrollo cognitivo en los más pequeños incluso antes de su nacimiento.
Sigue leyendo el post y mejora la autoestima, motivación e independencia de tus hijos o alumnos desde unas edades muy tempranas.
El desarrollo cognitivo (o desarrollo cognoscitivo) es el proceso por el que una persona obtiene conocimiento sobre lo que le rodea. Se trata de la evolución que permite al ser humano interpretar la realidad e interactuar con ella. Así se desarrollan las capacidades intelectuales, siendo la inteligencia la más importante.
Este proceso inicia en el nacimiento y continúa en la infancia y la adolescencia, pues se trata de nuestra capacidad de conocer y entender el mundo. Jean Piaget, investigador suizo dedicado al estudio del comportamiento humano, es el autor que ha realizado los aportes más importantes al respecto en el siglo XX.
Según Piaget, el desarrollo cognitivo inicia en el nacimiento y ocurre mediante una combinación de factores ambientales y procesos de maduración biológica. Mediante sus investigaciones identificó cuatro etapas del desarrollo cognitivo que finalizan en la adolescencia:
- Etapa sensomotriz: se inicia en el nacimiento y finaliza a los 2 años de edad. Se caracteriza por la actividad refleja (respuestas automáticas e involuntarias ante un estímulo); repetición de movimientos; solución de problemas a través de ensayo y error; ejecución de acciones intencionales para lograr una meta; y los primeros intentos de comunicación oral a través de palabras que pronto se convertirán en oraciones.
- Etapa preoperacional: Inicia a los 2 años y finaliza a los 7. En esta fase veremos el uso de símbolos (aunque no hay separación entre realidad y fantasía, se empieza a entender la metáfora que encierra un cuento infantil); uso de lenguaje e imaginación (se usan oraciones largas y complejas e inicia la expresión creativa); pensamiento egocéntrico (no hay empatía, ni consciencia para comprender que los demás también tienen necesidades); pensamiento lógico poco desarrollado (las reacciones no se guían por la lógica sino por la imitación).
- Etapa de acciones concretas: Ocurre entre los 7 y los 11 años y se caracteriza por actos como el uso del pensamiento lógico para comprender la realidad (las reacciones ocurren por reflexión propia); diferenciación entre lo real y la fantasía; y capacidad para clasificar objetos y establecer jerarquías.
- Etapa de operaciones formales: Va entre los 11 y los 15 años, justo cuando ocurren los cambios más significativos de la adolescencia. Aquí se inicia el proceso de definición de identidad (qué le gusta, cuáles son sus pasatiempos); uso del pensamiento hipotético-deductivo (se conocen las consecuencias de algo a través de la inferencia); interés en vínculos sociales nuevos y regresa el pensamiento egocéntrico, haciéndolo más sensible a la crítica y al rechazo.
Un error muy común es creer que la educación de los niños recae completamente en los maestros cuando los padres tienen una mayor cuota de responsabilidad en este tema que incluye el incentivar el desarrollo cognitivo del niño.
Un pequeño bien estimulado puede convertirse en todo un genio. A medida que alientes el desarrollo cognoscitivo de tu hijo en áreas como la memoria, la concentración, la atención y la percepción, lograrás que tu pequeño sea más independiente y se adapte mejor a las situaciones.
Lo mejor de todo es que son actividades simples que pueden adaptarse a cada edad:
1. Cantar
Cantar y repetir canciones estimula el uso de la memoria, Reproduce las canciones que le gustan (aptas para su edad) y hazlo varias veces, en cualquier momento y de forma regular. Además de potenciar la memoria, estimularás su lenguaje.
2. Habla con tu hijo
Es algo que pueden hacer desde el embarazo. Según algunas investigaciones, las habilidades del lenguaje se adquieren mucho antes del nacimiento, así que puedes hablarle a tu pancita. Tu hijo reconocerá tu voz y discriminará entre tu idioma y alguno extranjero. Esto es algo que debes mantener tras su nacimiento, aunque creas que tu pequeño no te entiende.
Puedes hacerlo mientras haces actividades como servirle la comida. Aprovecha para decirle lo que va a comer y por qué es importante que coma. Cuando sean más grandes, pregúntale tú qué está haciendo para favorececer el desarrollo de su lenguaje.
3. Identifica objetos por su sonido
Mete varios objetos sonoros en una caja. Sácalos y enséñale a tu hijo el sonido que hacen. Vuelve a meterlos en la caja y, sin que el pequeño mire, haz que el objeto suene. El niño tendrá que identificar qué está sonando. También puede ser más simple: que cierre los ojos e identifique los sonidos a su alrededor.
4. El abecedario y las tablas de multiplicar
Busca canciones que le ayuden a recordar el alfabeto. Cantadlas y muéstrale imágenes de libros y dibujos de las letras para que se las aprenda. Cuando crezca, enséñale la tabla de multiplicar.
5. Fomenta la lectura
Léele a tu hijo. Le ayudarás en el desarrollo de su vocabulario, su pensamiento y sus patrones lingüísticos, su atención y memoria. Se recomienda una hora diaria de lectura que podrás hacer mucho más estimulante haciendo voces, mostrando dibujos, etc.
6. Dale opciones
Permite que tu hijo tome decisiones sobre varias opciones: estimulará su autoestima y le hará sentir que su palabra también tiene validez. Muéstrale dos opciones de vestuario y que elija el que más le guste, o que decida qué actividad recreativa quiere hacer una tarde.
7. Permítele explorar
Puede ser difícil para madres y padres, pero si supervisas bien la actividad, puedes dejar que tu hijo explore lo que le rodea: texturas, colores, sabores, olores, etc. Llévalo a un parque lleno de árboles y déjalo correr, cómprale juguetes con formas y texturas diferentes…
Además de mejorar sus habilidades cognitivas, estimular su desarrollo cognoscitivo tiene muchos otros beneficios como, por ejemplo:
- Mejora la autoestima.
- Mejora la autonomía e independencia personal y social.
- Mejora las competencias sociales del niño.
- Mejora la comprensión de términos.
- Aumenta la motivación.
- Aprendizaje de lo abstracto y la simbología.
- Adquisición de habilidades escolares que más tarde se convertirán en laborales.
No en vano, Mahdzir Khalid, Ministro de Educación de Malasia, afirmó que atender la educación de la primera infancia (donde se incluye el proceso cognitivo) es clave para la atención del futuro en una palabras recogidas y difundidas por la UNESCO.