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11 de abril | 2023
La disciplina en educación, tristemente, ha estado a menudo asociada con el castigo. Nuevas corrientes educativas abogan por una nueva forma de disciplina basada en la resolución de problemas, la cooperación y el respeto tanto en el hogar como en la escuela o fuera de ella. Es lo que se ha venido a llamar la disciplina positiva.
Como padres debemos analizar cuál es la relación en casa con nuestros hijos y tratar de convalidar la firmeza con la comunicación, la empatía y el amor. ¿Cómo podemos implantar la disciplina positiva en casa? Empieza por controlarte y reconocer las emociones de tus hijos ofreciéndoles tiempo de calidad y estableciendo reglas sencillas y flexibles. En este post te dejamos 7 sencillos consejos para implementar la disciplina positiva en casa.
Descubre en este artículo los fundamentos y beneficios de la disciplina positiva para aplicarlos en el hogar.
El concepto de disciplina positiva viene a echar por tierra años y años de oscurantismo disciplinario en el que la clave de la educación era el castigo. La psicóloga Jane Nelsen desarrolló esta corriente educativa en la que explica que el respeto es la base de todo, incluso de la disciplina.
Se trata de una forma de educar que puede ser adoptada por padres, profesores y cuidadores quienes deben tratar con respeto y amabilidad a los niños, sin dejar la firmeza de lado, pues ambas pueden convivir. Su objetivo es que los niños se eduquen para ser personas que cooperan con sus similares y comprenden el concepto de la disciplina sin que esto signifique poner en riesgo su dignidad.
La disciplina positiva se vale de la conexión en lugar de la corrección como función principal. Esto se logra desarrollando estrategias para el establecimiento de vínculos entre el pequeño y los entes en los que se desarrolla.
Según la CECODAP, una organización para la promoción y defensa de los derechos de los niños y adolescentes, la disciplina positiva busca que los menores se desarrollen de forma saludable y a enseñarles a cómo autoregularse ante situaciones cotidianas que puedan generar rabia o frustración.
Los análisis que llevaron al desarrollo de la disciplina positiva se basaron en ciertas observaciones y conclusiones como:
- Ni los castigos, ni el autoritarismo, ni mucho menos la violencia establece un vínculo de conexión para un cambio de comportamiento en el niño.
- Los niños necesitan orden y libertad para formarse como ciudadanos y brindar apoyo a su comunidad.
- Las malas conductas son soluciones a diferentes problemas que, al entenderse, dan perspectiva sobre la forma de ayudar a un persona para encontrar soluciones.
- El ser humano es imperfecto y es eso lo que lo hace valioso. Por tanto, todo el mundo merece dignidad y respeto.
- Las personas desean formar parte de la comunidad, algo importante para la salud mental.
Por tanto, es fundamental que la disciplina positiva se base en cinco pilares:
- Respeto mutuo: Los adultos deben mostrar respeto a sí mismos y a las necesidades de las situaciones que son parte de la vida en familia. Hay que actuar siempre con amabilidad y respeto.
- Aprender de los errores: Los errores son una oportunidad para educar. Se debe identificar el porqué del comportamiento y trabajar sobre eso para cambiar el comportamiento.
- Cero castigos: La disciplina no puede ser ni permisiva, ni punitiva. Hay que buscar soluciones y no castigos.
- Comunicación efectiva: Hay que resolver los problemas fomentando conexiones y el sentido de comunidad.
- Alentadora (no alabadora): Se alaba el esfuerzo y la mejoría, no solo el éxito. Así se fortalece la autoestima.
Los gritos y castigos tienen un efecto negativo en la autoestima de los niños y está demostrado que carecen de efectividad para lograr que los niños aprendan algo. Educar con disciplina positiva le dará muchos beneficios a tu hijo tales como:
- Facilita el aprendizaje de normas y habilidades.
- Permite desarrollar el autocontrol.
- Ayuda a que el niño tenga una autoestima positiva pues se siente valorado e importante.
- Favorece la adquisición de buenos valores.
- Genera menos problemas de comportamiento.
- Mejora las relaciones familiares.
Por su parte, los padres también resultan beneficiados al emplear una disciplina positiva en casa, pues su estrés disminuye y la satisfacción de sentir que estás haciendo las cosas bien impacta positivamente en su actitud.
Los padres que cambian los gritos y castigos por disciplina positiva logran:
- Que sus hijos cooperen más.
- Menos nivel de estrés.
- Mayor capacidad para comprender a los hijos.
- Más confianza como figura materna/paterna.
Existen pequeñas estrategias que puedes implementar en casa para lograr una disciplina positiva con tu hijo. Aquí te damos 7 consejos sobre cómo hacerlo:
1) Incluye a tu hijo: Deja atrás aquello de “mi casa, mis reglas” o “tú haces lo que yo diga porque soy tu mamá”. Implica a tu hijo en las actividades de casa y escucha su opinión. Podrías crear una rutina pues los niños aprenden por repetición e imitación. Estarán mucho más tranquilos sabiendo qué es lo próximo por hacer. También permite que tu hijo elija pequeñas cosas dándole opciones limitadas. Así se sentirá parte de la actividad. Finalmente, déjalo ayudar. No le ordenes cosas, dile “¿me ayudas a hacer esto?”. Los niños prefieren colaborar a recibir instrucciones.
2) Autocuidado: Empieza contigo mismo. Organiza tu horario para que dispongas de tiempo a solas o para recargar tus pilas. Incluso, unos minutos de respiración profunda podrían cambiarlo todo. Evitarás alterarte.
3) Elogia a tu hijo: El halago es una herramienta poderosa para reforzar conductas, así que reconocer y elogiar a tu hijo cuando se comporta como debe, es una buena idea. Después, recuérdale también qué fue lo que te hizo sentir feliz.
4) Avisa con antelación: Anticipa las situaciones. En lugar de cortar una actividad de golpe, avísale minutos antes (y varias veces, si es posible) que ya está por terminarse. Evita berrinches innecesarios.
5) Comprende su pequeño mundo: Muchas veces queremos que los hijos actúen de una manera ajena a su edad y madurez. Detente unos minutos y piensa bien. Date cuenta que se trata de una persona que empieza a comprender y a la que no puedes exigirle demasiado.
6) Lenguaje positivo: No le digas qué no hacer; háblale con palabras sencillas y positivas. En lugar de decirle: “no saltes en la cama”, dile: “hijo, es mejor que saltes en el suelo” o alguna otra alternativa positiva.
7) No discutas cuando se porte mal: Ante los constantes regaños, los niños terminan comprendiendo que portarse bien es una buena estrategia para llamar la atención, pues cuando lo hace, le dedicas tiempo, así sea para regañarle. Cuando notes que hace algo para llamar la atención, no prestes atención. Verás cómo se cansa pronto.
La disciplina positiva no es exclusiva de la relación padres/hijo. Si la empleas con tu pareja, lograrás una relación sana y respetuosa y resolverás los conflictos con facilidad. También puedes hacerlo en la escuela, creando ambientes escolares de respeto y cooperación. Finalmente, es importante que también lleves este conocimiento a tu lugar de trabajo logrando mejorar relaciones interpersonales.